OTOÑO EN EL CASTILLO DEL BUEN AMOR
El Dios pintor se levanto temprano
sacó pinceles tubos y paleta,
miró muy fijamente la meseta,
cogió el pincel con su invisible mano
y comenzó a pintar colores en Castilla.
Hizo un amanecer de maravilla:
ocres, grises, naranjas, azulados,
un amarillo sol desdibujado
en un blanco de luz brillante y bello;
el último lucero al ver aquello,
palideció borrado por la envidia ;
extasiadas al ver la maravilla
las estrellas del cielo se escaparon
y el pintor, que ya estaba arrebatado,
mezcló con maestría sus arreboles
y pintó, sin parar, cielos y soles,
un castillo, una ermita, una ribera,
el canto de una alondra manera,
un encinar, un camino, un viñedo,
el mugir de un becerro en desespero,
una laguna de aguas transparentes,
tres mil flores, el rumor de una fuente…
Y cuando vio que estaba terminando,
lo dejó justo enfrente del…
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